viernes, 8 de marzo de 2013

LECTIO DIVINA [2]

Cinco pasos 
de la Lectio divina

1) Se comienza con la lectura (lectio) del texto, que suscita la cuestión sobre el conocimiento de su contenido auténtico: ¿Qué dice el texto bíblico en sí mismo? Sin este momento, se corre el riesgo de que el texto se convierta sólo en un pretexto para no salir nunca de nuestros pensamientos.

2) Sigue después la meditación (meditatio) en la que la cuestión es: ¿Qué nos dice el texto bíblico a nosotros? Aquí, cada uno personalmente, pero también comunitariamente, debe dejarse interpelar y examinar, pues no se trata ya de considerar palabras pronunciadas en el pasado, sino en el presente.

3) Se llega sucesivamente al momento de la oración (oratio), que supone la pregunta: ¿Qué decimos nosotros al Señor como respuesta a su Palabra? La oración como petición, intercesión, agradecimiento y alabanza, es el primer modo con el que la Palabra nos cambia.

4) Por último, la lectio divina concluye con la contemplación (contemplatio), durante la cual aceptamos como don de Dios su propia mirada al juzgar la realidad, y nos preguntamos: ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida nos pide el Señor?

5) Conviene recordar, además, que la lectio divina no termina su proceso hasta que no se realiza ni llega a su culminación si es acompañada y seguida por las virtudes, teologales y cardinales. En primer lugar las virtudes teologales, de fe esperanza y caridad que se ejercitan a lo largo de los pasos anteriores y, después de la meditación, en el cumplimiento de los deberes de estado. Es decir en el ejercicio de las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) informadas por las virtudes teologales en la vida cristiana (consigo mismo y con los demás).

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P. Horacio Bojorge S.J.